una deidad amada por los cubanos

LA HABANA, Cuba. — Los cubanos tienen por tradición agasajar a Santa Bárbara desde la víspera de su día. A su casa, el Santuario Nacional ubicado en la barriada de Párraga, también asisten los devotos a pedir el favor divino de Shangó, el orisha yoruba de la guerra y el trueno.

Santa Bárbara nació a principios del siglo III en Nicomedia, actual ciudad de Izmit, en Turquía. Forma parte de la lista oficial del martirologio de la Iglesia y de los 14 Santos Auxiliadores de la Iglesia Católica.

La suelen representar junto a una torre de tres ventanas, cuyo significado es el refugio de la fe en la Santísima Trinidad. Porta una corona y, a veces, una espada. Ello ha contribuido a que sea relacionada con la guerra, pero la espada simboliza su fe inquebrantable. En ocasiones también sujeta un cáliz, el cual representa su conversión al catolicismo.

Shangó, en cambio, no existió. Es una deidad, uno de los cuatro reyes del panteón Yoruba, junto a Obatalá, Oshún y Yemayá. Representa la justicia, el fuego, la belleza masculina, el baile y la alegría. Como gran guerrero protege a sus devotos, con la valentía e impulsividad que lo caracteriza.

Las leyendas lo describen mujeriego. Cierta vez fue sorprendido en una de  sus andanzas de amante y, para no ser descubierto, tuvo que disfrazarse de mujer. Por tal motivo, en una de las versiones lo asocian con Santa Bárbara. En realidad, la dualidad de credo fue forjada por los esclavos africanos, quienes, para salvaguardar su fe, tuvieron que esconder a sus dioses en las imágenes de los santos católicos.

A ambas figuras religiosas se les ruega por justicia, solución a causas perdidas, protección contra los enemigos y el peligro de muerte. Además, comparten el rojo y el blanco como colores preferidos para los atuendos de vestir y las ofrendas florales.

Raidel Blanco Lazo, practicante de la religión yoruba, comentó que en los altares que se montan en las viviendas “se les ofrece de comer a los dos por igual: carne de carnero o de cerdo, plátanos, manzanas algunos dulces, ron o vino”.

“Son una misma cosa, cuando uno mira la estatua de Santa Bárbara automáticamente piensa en los dos. Yo les voy a pedir mucho por mi hijo, que está en prisión, para que me lo cuide y me lo ayude a salir en libertad lo más pronto posible”, señaló Herminia Girón Toledo, una de las encargadas de atender el altar de la santa.

Dentro de la iglesia muchas personas vistieron los atuendos específicos de Shangó, o ropas hechas de saco, que es otra de las características en la vestimenta de quienes practican la santería.

Sin embargo, los líderes religiosos del templo niegan cualquier semejanza o comparación entre las dos deidades. Precisamente —aclaran—, la colecta para la construcción del santuario fue posible gracias a la expresa devoción de los cubanos por la santa católica.

El padre Yasmani Rodríguez puntualiza que “aceptar la alegría y el jolgorio como diversidad cultural no significa estar en paz con una pluralidad religiosa que va en contra de los conceptos del cristianismo”.

Desde los tiempos del sacerdote Armando Miguel Arencibia (1899-1879), “padre creador” y Vicario de la parroquia, una de las premisas siempre ha sido “rescatar el culto a Santa Bárbara del oscurantismo y la idolatría” que encierra la adoración a Shangó, asegura Rodríguez.

El templo no lleva un registro minucioso de asistencia, pero el padre Félix Hernández, rector del mismo, destaca que la primera jornada (3 diciembre) peregrinaron al menos unas 10 000 personas. Sin embargo, resalta, este año la asistencia va siendo mucho menor de lo habitual.

“Quizás sea la lluvia, que no ha sido mucha, pero sí continua. O quizás es porque es sábado y las personas prefieren descansar y venir mañana, realmente no sé. Aunque en la noche ya están llegando muchos más feligreses, poco a poco se van sumando. El día 4 (de diciembre) es el mejor”, dijo el sacerdote.

La iglesia —amplía el padre— financia un comedor comunitario que ofrece desayuno y almuerzo a niños de la comunidad y personas de bajos recursos. A la vez, mantiene un programa educativo donde se les enseña idioma inglés e informática a miembros de la comunidad.

Como todos los años, tampoco faltaron las celebraciones hogareñas con toques de tambores y la famosa canción de Celina y Reutilio, en honor a la santa católica, que fue decapitada por defender la fe cristiana.

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